David Robinson, recién desempacado de la Marina, inició su carrera como basquetbolista en la NBA recibiendo el mote “El Almirante”.
Contando con 2.15 cm de altura y una gran fuerza muscular, Robinson no temía el contacto físico con gigantes como Karl Malone, sin embargo, descubrió que los insultos y malas palabras como los que habitualmente usan figuras como Michael Jordan, eran parte de un juego, que no se enfrenta en la cancha, sino en la mente.
“Fue realmente un primer día difícil, y recuerdo estar acostado en mi cama esa noche llorando, ‘Dios, ¿qué he hecho? ¿Por qué he dado mi vida por estas personas?’ A partir de ese día decidí que no me iba a desanimar más”, reveló Robinson en alguna ocasión.
Con su experiencia en la marina y alimentado por su fe, Robinson dominó en su posición dentro de la liga de basquetbol más competitiva del mundo y se convirtió así en uno de los interiores más fuertes y habilidosos convirtiéndose en una gran leyenda.
Con el lema “No se preocupe tanto por usted”, en donde ponía su ego a un lado y actuaba para el bien del equipo, fue como “El Almirante” logró mantenerse fiel a sus valores dentro y fuera de la cancha.
Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío. Entonces ambos siguieron caminando.
Génesis 22:8
Cristina García
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